La censura a un Gabinete o a un Ministro es la exigencia de responsabilidad política de éste. Normalmente, parte de un episodio de inestabilidad que desencadena en la pérdida de confianza por parte del parlamento.
La moción de censura se puede plantear después de la interpelación, de la concurrencia de los ministros para informar o debido a su resistencia para acudir al Congreso. También se suele plantear luego de la asistencia de motu proprio del Ministro. La deben de presentar no menos del 25% de parlamentarios y su aprobación requiere del voto de más de la mitad de Congresistas. Después de la censura, el Ministro o Consejo de Ministros debe de renunciar y el Presidente de la República debe de aceptar la renuncia dentro de las 72 horas siguientes.
Un hecho curioso y que marcó un precedente en la variopinta política nacional fue durante la Asamblea Constituyente de 1867, donde el Gabinete Tiberiópolis (fue llamado así por la presencia ministerial del Monseñor Tordoya, Obispo de Tiberiopolis) fue censurado por el Congreso de ese entonces a iniciativa del Diputado Pedro José Saavedra. Ante la censura, el Gabinete dimitió, pero el Presidente Prado no aceptó la renuncia. Fue cuando el Diputado Fernando Casós presentó, "para salvar la honra de la Asamblea", un proyecto de ley que prohibía al Presidente despachar con ministros censurados, ley que posteriormente fue elevada a la categoría de precepto en la nueva Constitución.
78 años después, durante el gobierno de de José Luis Bustamante y Rivero, el APRA planteó, sin motivo alguno, la interpelación al titular de agricultura, el Ministro Enrique Basombrío, de implacable conducta profesional. El Ministro renunció a su cartera luego de que el Diputado Saco Miró Quesada le preguntara por el precio del pallar de Ica, algo que el Ministro no supo precisar. Para Javier Alva Orlandini, en declaraciones al diario El Comercio, le faltó"muñeca política", pues "que le costaba decir 2 soles, nadie le hubiera dicho nada". No hay duda que lo pasado fue mejor.
Pero fue el gobierno de Fernando Belaúnde el que se llevó el récord de censuras. La alianza APRA-UNO censuró 10 Ministros, alguno de ellos sin motivo , sólo para hacer gala de esta mala práctica. El primero en caer fue el Ministro de Gobierno Oscar Trelles Montes, por los sucesos en Cusco, de ahí le siguieron Carlos Pestana, por decir que las Cámaras tenían un festín presupuestal; Francisco Miro-Quesada, por abandonar intempestivamente el Congreso diciendo que los apristas debían cumplir su consigna, aunque algunos dicen que lo tildaron de comunista; Victor Ganoza Plaza, censurado por escasez de alimentos y subida de precios; Javier Alva Orlandini, por huelgas y subversión en Toquepala; Luis Alayza Escardó, por maltrato físico de parte de la policía al Diputado Mario Villarán; José Navarro, por la ineficacia de su gestión; Miguel Dammert, por la política desarrollada en el campo laboral.
El caso de Carlos Cueto Fernandini y Valentín Paniagua son especiales. A Cueto lo censuraron por la ira provocada en los Senadores por declaraciones durante su interpelación, al decir que los Congresistas no conocían el valor semántico de las palabras. Luis Alberto Sanchez no soportó tamaña afrenta y el Senador Carlos Enrique Melgar sustentó la censura. Ese día el Perú, representado por sus Congresistas, se negó a que un hombre capaz, honesto e inteligente como lo era Cueto dirigiera las riendas de la educación. A Valentín Paniagua lo censuraron sin haber hecho algo absolutamente reprobable, un malentendido llevado hasta el límite.
Además de los 10 ministros censurados, el Congreso provocó la renuncia del Gabinete Hercelles y el Gabinete Ferrero Rebagliati, y abrió las puertas al golpe de estado del 3 de abril de 1968, cuando un día antes había jurado el Gabinete Mujica.
En la década de los 90, siendo mas específicos en diciembre de 1991, el Presidente Alberto Fujimori afirmó ante el CADE que los Congresistas percibían un sueldo que no iba acorde a su producción. A la semana siguiente, el Diputado Ricardo Letts Colmenares lideró la censura al Ministro de Agricultura Enrique Rossl Link. Sin duda les había dolido en el alma lo dicho por Fujimori y fueron por más. Una jugada del oficialismo dejó sin efecto el pedido de interpelación al Ministro de Economía Carlos Boloña: se preparó la acusación al Presidente Alan García.
El último Ministro censurado fue Fernando Rospigliosi, por los sucesos en Ilave, donde los comuneros mataron al alcalde del Distrito. Si Rospigliosi no era censurado, significaría que el crimen del Alcalde quedaría impune y el Gobierno no hubiera asumido su responsabilidad.
Después de este breve repaso a algunos acontecimientos en la política peruana, nos damos cuenta que antes se censuraron a Ministros por razones, a veces, irrisorias. Hoy en día, los Ministros dicen y hacen lo que le da la gana, lo peor es que la mayoría no da la talla que sí daban algunos de los mencionados párrafos arriba. Para finalizar, la censura solo interpreta el sentimiento político, no es una cuestión penal ni muchos menos un lapidario de políticos, es simplemente un anatema ante la falta de perspicacia.