miércoles, 30 de mayo de 2012

CRISIS EN LA EMBAJADA DEL JAPON: LA NOCHE DEL SECUESTRO




El 17 de diciembre de 1996, un grupo de terroristas del MRTA tomaron la Embajada del Japón, en donde se realizaba una recepción por el cumpleaños del Emperador Akihito. Eran alrededor de 700 personas, entre diplomáticos, políticos, empresarios y militares, que vivirían horas, días y meses, el sometimiento a una vida desgraciada que caminaba por la cornisa de la muerte y la locura.

Todo comenzó con una explosión cerca de la Residencia que desconcertó a la seguridad policial que había llegado a las 4 de la tarde. La explosión provenía de una pared colindante a la Embajada, por donde ingresaron una decena de hombres con fusiles, granadas, lanzagranadas y cuchillos, gritando: ¡TODOS AL SUELO CARAJO!, los otros 4 miembros del grupo estaban infiltrados entre el personal de servicio. La balacera se desató a los pocos minutos y generó pavor entre los invitados, que sólo atinaron a tirarse al suelo. 40 minutos después, luego de los gases lacrimógenos respectivos, producto de la improvisación y el desconcierto de las fuerzas del orden, el fuego paró. Morihisa Aoki, Embajador del Japón, envió un mensaje, con su español masticado, desde el interior de la residencia dando la noticia del año: “PAREN EL FUEGO, RESIDENCIA TOMADA POR EL MRTA”. Uno de los terroristas tomó la palabra y dirigiéndose a los rehenes dijo que era el jefe de la operación terrorista, identificándose como el Comandante Hemigidio Huerta, pero pronto se supo su identidad gracias a la pericia de uno de los infaustos rehenes que estaba en el suelo, quien lo recordó de la época en que este grupo terrorista se dedicaba a los secuestros y desdichadamente él se encontraba en su lista. El líder del grupo era Néstor Cerpa Cartolini.

El delegado de la Cruz Roja en el Perú, Michael Minning, se presentó ante Cerpa y le propuso ser el mediador neutral entre el MRTA y el Gobierno. Lo primero que le sugirió Minning fue que liberase a las mujeres, ancianos y personal de servicio, para que la situación se haga manejable. Cerpa accedió sin imaginar que entre los liberados estaba la madre y la hermana del Presidente Alberto Fujimori.

El Alcalde de Miraflores, Fernando Andrade, logró escapar luego de refugiarse en el baño. Se trepó por la ventada dos metros hacia arriba, saltó al jardín y llegó rampeando hasta la puerta, de donde salió disparado como un misil hacia la calle. El Edecán del Presidente, Rodolfo Reátegui, consiguió una camisa de los mozos luego de deshacerse de su uniforme, se puso en la fila del personal de servicio cuando estaban siendo liberados, llegó a la puerta y a empujones se echó a correr. Después de estos dos acontecimientos, Cerpa amenazo de muerte a aquel que intentara escaparse.

Horas después comenzaría un tedioso censo entre las personas que se quedaron dentro de la Residencia. Las burlas y amenazas de los terroristas no se hicieron esperar, ya que estaban presentes muchos militares que tenían en sus currículos exitosos operativos antiterroristas. Estos fueron identificados fácilmente ya que para la recepción se elaboró una lista de los invitados con su hoja de vida. Las simulaciones de ejecuciones fue el entretenimiento de varios de los subversivos, igual que durante los 126 días que permanecieron dentro de esa casa que se había convertido en el mismo infierno.

Luego de identificar su "importancia", los rehenes fueron separados por grupos y dirigidos a las diferentes habitaciones. El hacinamiento y la incomodidad que se vivió durante  la primera noche fue sólo el comienzo del calvario. Muchas personas tuvieron que dormir echados en la ducha o sentados en el inodoro. Dormir es un decir, porque los demás invitados se dirigían al baño y el que estaba en el inodoro se despertaba, y, por ende, se levantaban todos los que dormían adentro.

Fue la noche perfecta para Cerpa y sus hombres: un grupo de hombres importantes estaban sometidos bajo sus armas. Nombres como Alejandro Tudela, Samuel Matsuda, Gilberto Siura, que eran allegados al Gobierno estaban controlados. Embajadores de varias naciones, empresarios multimillonarios hacían suculento el banquete que se dieron ese día los terroristas. Sin embargo, no se imaginaban que serían 4 meses los que estarían dentro de esa casa. Al día siguiente un pedido por parte de los emerretistas se iba dar a conocer: los rehenes saldrían de la Residencia si se liberaban a todos los presos del MRTA......(continuara)









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