Al día siguiente de la toma
de la Embajada, el ambiente se tornaba tenso, era difícil controlar a 381 personas,
que ya empezaban a sentir hambre y las molestias propias de la mala noche que habían
pasado. Las continuas amenazas de los terroristas, quienes anunciaban que ejecutarían
uno a uno a los rehenes si es que no se cumplía con sus exigencias hacían tener
el alma en vilo a los cautivos.
Un hecho curioso fue cuando
Cerpa Cartolini llamó desde un teléfono celular a un canal de televisión,
exigiendo que en media hora se liberasen a los presos del MRTA, de lo contrario
fusilarían al canciller Tudela. Pasado el plazo propuesto por el líder emerretista,
volvió a llamar al canal, diciendo que si no liberaban sus presos, comenzarían las
ejecuciones. La respuesta que recibió de la periodista fue esta: “Usted dijo
media hora”. Los rehenes junto a Cerpa se echaron a reír.
Para el día jueves llegó la
primera ración de comida a la residencia. Por un error de cálculo sólo se llevó
120 porciones. Los rehenes tuvieron que repartirse un menú para cuatro personas, debido a que
los terroristas cogieron 22 raciones, además de dos porciones sustraídas por un
ex Presidente y el Embajador de Uruguay.
El día viernes se liberaron
30 rehenes por motivos de salud. Previo a esto hubo hechos que presentan de cuerpo
entero a algunas personas. El economista Francisco Sagasti se le acercó a Cerpa
para que le firmara su diario, con la intención de llevarlo a la redacción de
Caretas cuando le tocara salir de la residencia. Fue un recurso periodístico válido
del cual otros rehenes se copiaron y le pidieron autógrafos a Cerpa, tratando
de simpatizar con él para que los liberasen. Luego un ex Presidente se acercó a
los demás rehenes para que firmasen un documento que respaldase las demandas
del MRTA. Ninguno le hizo caso. Luego se le vio con Cerpa redactando el
documento que posteriormente fue leído a toda la prensa.
El Presidente Alberto
Fujimori dio un mensaje a la nación el día sábado por la noche, donde anunció
que no negociaría con el MRTA y rechazó cada una de sus exigencias. Al término
del mensaje se fue la desilusión y la esperanza de la Embajada junto con la luz
y el agua potable, que fueron cortados por orden del Gobierno. Sin
electricidad, sin comunicación con el exterior, sólo quedaba esperar un
desenlace fatal para sus vidas.
El domingo al mediodía, Néstor
Cerpa se reunió con Sandro Fuentes Acurio, ex Ministro de Trabajo, quien era
entre los rehenes el más representativo por su serenidad y carácter, para
gestionar la liberación de 224 rehenes. Después de algunas confusiones provocadas
por un miembro de la Cruz Roja, los rumores que propagaba irresponsablemente la
prensa y las palabras de un Congresista, pudieron liberarse esa cantidad grande
de rehenes, que fueron conducidos al Hospital de Policía para que, según algunos
liberados, fueran fotografiados por personal de SIN.
Quedaron 106 rehenes . El
mundo entero estaba pendiente de cada movimiento que pasaba en la residencia y
Cerpa captaba la atención de la prensa. Era su vitrina principal, que poco a
poco, con el pasar de los días, semanas y meses, lo agotaría…..(continuara)